Pensar sobre educación intercultural es reflexionar sobre la educación, sobre la cultura, sobre la diversidad, sobre la integración.
Al hablar de Tendencias actuales en la educación intercultural es necesario detenerse y responder a la pregunta, ¿Qué es educación intercultural? Porque no todos entendemos lo mismo.
Educación intercultural no es un simple ideal pedagógico humanista. No consiste en una “buena idea pedagógica”. No se dirige “a los alumnos culturalmente minoritarios”. No es un cultivo romántico de las diferencias culturales.
La educación intercultural es la educación centrada en la diferencia y pluralidad cultural más que una educación para los que son culturalmente diferentes. Los hombres y las mujeres de otras culturas son seres humanos, personas con las que construiremos una sociedad distinta y nueva. En la aldea global en que vivimos hoy necesitamos aprender a convivir de la manera más creativa y enriquecedora entre personas y grupos diferentes.
La educación intercultural se opone a integración entendida como asimilación; no es una educación compensatoria para igualar. La educación intercultural se opone, por supuesto, a la educación antiracista.
La integración en el
aula de alumnado de diversos contextos culturales, sociales y nacionales es ya
una realidad en muchos centros.
La incorporación de
alumnos de diferentes orígenes culturales, con distintas lenguas y costumbres,
hace que el profesorado deba plantearse nuevas actitudes y estrategias
metodológicas ante su grupo-clase para evitar posibles situaciones de
discriminación o desventajas educativas.
La pregunta
fundamental es saber si la escuela es capaz de asumir la responsabilidad de dar
una respuesta adecuada a esta diversidad del alumnado. Lo que es evidente es
que la institución escolar por sí sola no es capaz de completar un proyecto
pedagógico intercultural, sino que necesita de un proyecto social global en el
que la interculturalidad no quede ceñida al ámbito escolar y que se aporten
ideas y acciones desde todos los ámbitos de gestión y trabajo de la sociedad.
La influencia de la
multiculturalidad se refleja en el sistema educativo, pero aunque las acciones
en el ámbito de la educación formal son necesarias, no son suficientes para
pasar de la coexistencia a la convivencia intercultural.
Por otra parte, los
profesionales de la docencia deben contar, como una de las premisas básicas
para que la educación funcione correctamente, con la participación de todos los
miembros de la comunidad educativa en el proceso formativo y la necesidad de
interrelación y comunicación entre el centro educativo y el entorno que le
rodea.
Para que la
respuesta educativa sea completa es necesario que haya una total coordinación
entre los profesionales de la enseñanza, las familias y el entorno cultural y
social que rodea al centro escolar, puesto que la educación actual exige una
preparación suficiente para que el alumno forme parte de una sociedad variada y
plural.
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